Calidad del Aire - IAQ

La calidad del aire interior (IAQ) es una preocupación creciente en la actualidad. La preocupación por la conservación de energía ha hecho que la construcción de edificios sea casi hermética, lo que, a su vez, ha hecho que la ventilación adecuada sea más importante que nunca. Hoy en día, la gente pasa la mayor parte de su vida en interiores, más del 90% del tiempo según la EPA. La gestión de la calidad del aire interior puede tener un gran impacto en la satisfacción, la productividad y la salud de los ocupantes. Tres categorías generales de contaminantes pueden afectar la IAQ: contaminantes biológicos, químicos y relacionados con partículas. La clave para una gestión de IAQ eficaz es encontrar y controlar la fuente exacta de contaminación. No es aceptable tratar los síntomas. Los problemas no desaparecerán hasta que se elimine, repare o controle la fuente, de modo que la creación y migración de contaminantes no deseados se detenga por completo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estimó que más del 30 por ciento de todos los edificios comerciales tienen importantes problemas de IAQ.
Como resultado de estos y otros factores, ha entrado en uso una terminología totalmente nueva y el tema está ganando cada día más atención. Algunos ejemplos incluyen:

• Síndrome del edificio enfermo (SBS): donde más del 30 por ciento de los ocupantes experimentan efectos adversos mientras se encuentran en el edificio, pero no se encuentra ninguna enfermedad diagnosticada clínicamente.
• Enfermedad relacionada con el edificio (BRI): término general para una enfermedad médicamente diagnosticable causada o relacionada con la ocupación del edificio.
• Sensibilidad química múltiple (MCS) o enfermedad ambiental (EI): una condición controvertida en la que un individuo tiene o desarrolla sensibilidad incluso a niveles bajos de ciertas sustancias químicas debido a una exposición prolongada.

En pocas palabras, la calidad del aire interior puede afectar y afecta la productividad, la comodidad personal, los costos de mantenimiento del edificio e incluso la salud y la seguridad, ya sea de manera positiva o negativa dependiendo de cómo se maneje la calidad del aire.